Dirección: Steven Shainberg.
País: USA.Año: 2002.
Duración: 104 min.
Género: Comedia negra.
Interpretación: James Spader (Sr. E. Edward Grey), Maggie Gyllenhaal (Lee Holloway), Jeremy Davies (Peter)
Lee Holloway tiene el peor de los currículums cuando decide solicitar un empleo de secretaria en el bufete de abogados de E. Edward Grey. Acaba de salir de una institución psiquiátrica y, tan sólo un día después de volver a estar con su disfuncional familia de barrio periférico, ha recaído ya en su hábito secreto y autodestructivo: autolesionarse.
Pese a que nunca en su vida ha tenido trabajo, Lee resulta finalmente contratada por el Sr. Grey, un misterioso abogado.Al principio el trabajo parece normal: mecanografiar cartas, archivar documentos y hacer café; pero Lee y el Sr. Grey no tardan en embarcarse en una relación mucho más estrecha e íntima; una relación que haría sonrojar a cualquier jefe de personal.
El primer error que comete la señorita Holloway al mecanografiar una carta para su jefe está en la palabra género. En esta película, tal vez la comedia romántica más desconcertante que se haya rodado en los últimos años, el protagonista es, precisamente, el género, o ese universo herméticamente cerrado, donde lo masculino y lo femenino se desnudan de prejuicios para consolidar su naturaleza.
Lo más sorprendente de Secretary es su facilidad para trascender la excentricidad de su planteamiento ¿la historia de amor entre una aficionada a la automutilación y un abogado pulcro y maniático, que solo habla el idioma del sadomasoquismo para tratar de cerca las dificultades de relación entre dos especies, hombre y mujer, que tienen en común su alergia al dolor. Precisamente en la comprensión del dolor como parte del placer y viceversa se centra esta obra de cámara, que utiliza las relaciones de poder en el mundo del trabajo como metáfora de la inevitable asunción de roles en las relaciones sentimentales.
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